El 27 de febrero tuvo
lugar en el Club de Prensa de La Nueva España la presentación
del tercer número de Anáfora. Esta
revista literaria supone una oportunidad para los jóvenes que dan
sus primeros pasos tanto en la crítica como en la creación de
obras.
La
tertulia fue dirigida por Cristian David López y Pablo Núñez,
escritores y coordinadores de la publicación. En ella intervinieron,
Miguel Floriano, Candela de las Heras y Carlos Iglesias Díez,
colaboradores.
A
las ocho de la tarde, con un numeroso público, dio comienzo el acto.
La primera intervención fue la de Candela. Nació en Alicante, pero
pronto se trasladó a Asturias. Actualmente, estudia el último curso
de Grado en Lengua Española y sus Literaturas. Descubrió su pasión
por el arte gracias a la música, ya que durante años asistió a
clases de guitarra y coro en el conservatorio. Esa experiencia está
muy presente en su obra como refleja al leer “Little Girl Blue”.
En su opinión, "los
versos permiten conocer a un poeta sin haberle visto nunca".
Habla desde la experiencia, pues fue la lectura de los poemas de su
abuelo cuando tenía trece años la que le llevó a escribir. Él es
su inspiración en “Te vi crecer aunque no te conocía”. Entre
sus influencias, destaca su poeta favorito, el asturiano Víctor
Botas.
Acto
seguido, interviene Miguel Floriano, poeta asturiano que cursa la
misma carrera que Candela. A sus 22 años se considera “un
escritor tardío” a
pesar de que comenzara a escribir ripios con su abuelo cuando aún
era niño. Ya ha publicado tres libros: Tratado
de identidad, Cuentos para adornar los sueños y
Diablos y virtudes.
Además, es fundador del “patarrealismo salvaje”, movimiento que
busca alejarse de los esquemas actuales de la poesía priorizando la
estructura al contenido. Entre sus influencias se encuentran Gil de
Biedma y Víctor Botas aunque aspira a la poesía de Ramón Ripol. Ha
contribuido a la revista con el poema “El pasado se mueve”.
Por
último, Carlos Iglesias Díez, filólogo hispánico y colaborador de
Clarín,
nos habla de su entrevista por correo electrónico a Xaime Martínez
con quien mantiene amistad. Destaca que para que sea buena tiene que
tener rigor e inmediatez. Como crítico literario valora las reseñas
porque ayudan a compartir la lectura y a no perder el hábito de
escribir. Reconoce como influencia a Carlos Alcortas por su
tratamiento de temas universales y capacidad de evocar la atmósfera
norteña. Este influjo puede apreciarse en su obra El
niño de arena.
Al
final de estas intervenciones, los coordinadores animan sin mucho
éxito al público para que formulen algunas preguntas. A raíz de
ellas, Candela reconoce como influencias extranjeras a Berlaine y
Pesoa, y Carlos a Androde y Cohein. Los autores despiertan el interés
de los asistentes anunciando nuevos poemas en lenguas extranjeras,
traducciones, etc. No ha quedado ninguna duda de que Anáfora
es
una magnífica opción para sumergirse de lleno en la buena literatura.
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